En España se estima que más de medio millón de personas padece este trastorno, pero, según los expertos, está poco diagnosticada por ser asintomática, dado que evoluciona de forma lenta y progresiva siendo irreversible el daño en el nervio óptico. Gracias a los tratamientos de los que se dispone en la actualidad es posible retrasar y, en algunos casos, frenar su evolución, mejorando así la calidad de vida de los pacientes, ya que estos fármacos actúan reduciendo la presión intraocular y, con ello, el daño en el nervio óptico.
El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta a partir de los 60 años y actualmente existen distintas opciones de tratamiento farmacológico.
Cuando no se consigue el control de la presión intraocular también puede necesitarse la realización de cirugía.
El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta a partir de los 60 años y actualmente existen distintas opciones de tratamiento farmacológico.
Cuando no se consigue el control de la presión intraocular también puede necesitarse la realización de cirugía.