El paso del tiempo va dejando su huella en nuestro cuerpo y también en nuestros ojos. Algunos de estos cambios suponen una disminución de nuestra calidad de vida. Es bueno conocerlos a tiempo para prevenirlos en la medida de lo posible.
Consecuencias del paso del tiempo
- Se reduce el tamaño de la pupila. A medida que envejecemos, los músculos reaccionan ante la luz y controlan el tamaño de la pupila pierden fuerza. Esto hace que la pupila se vuelva más pequeña y reaccione peor ante los cambios en la iluminación ambiental. Por esta razón, las personas de más de sesenta años necesitan tres veces más luz ambiental para leer cómodamente que aquellos que tienen 25 años. Además, las personas maduras tienen más probabilidades de sufrir deslumbramiento cuando salen de estancias con iluminación tenue, como una sala de cine. Las gafas con lentes fotocromáticas y los tratamientos antireflectantes pueden ayudar a reducir este problema.
- El ojo se vuelve más seco. Con los años, nuestro cuerpo produce menos lágrimas, especialmente en las mujeres que han superado la menopausia.
- Se reduce la visión periférica. El envejecimiento también causa una pérdida normal de visión periférica, ya que el tamaño de nuestro campo visual decrece aproximadamente entre uno y tres grados por cada década de vida. Cuando se llega a los setenta y ochenta años, se puede haber experimentado una pérdida del campo de visual periférico de entre 20 y 30 grados.
- Se percibe peor el color. La sensibilidad de las células en la retina que son responsables de una visión del color normal disminuye a medida que envejecemos, haciendo que los colores se vuelvan menos brillantes y el contraste entre diferentes colores menos perceptible. En particular, los colores azules pueden parecer más tenues o “desteñidos”
- Se comienza a desprender el vítreo. Con el paso del tiempo, el vítreo, una sustancia gelatinosa que se encuentra en el interior del ojo, empieza a licuarse y separarse de la retina, haciendo que percibamos esas características “moscas volantes” y, en ocasiones, destellos de luz. Esta condición, denominada desprendimiento de vítreo, es normalmente inofensiva. Pero estos síntomas pueden indicar también el principio de un desprendimiento de retina, un problema serio que puede causar ceguera si no se trata inmediatamente, por lo que conviene acudir cuanto antes al especialista
5 consejos de prevención
- Visita con regularidad a tu óptico-optometrista, que te recomendará si es necesario visitar a tu médico, detectando cualquier anormalidad que pueda suponer una amenaza a tu visión
- Acude a un examen ocular completo al menos una vez al año para detectar enfermedades como el glaucoma, que no presentan señales o síntomas iniciales
- Ten en cuenta los riesgos de desarrollar enfermedades oculares, como los antecedentes familiares de diabetes o de enfermedades oculares.
- Acude a tu óptico-optometrista si experimentas una pérdida o disminución de la visión, dolor ocular, lagrimeo, visión doble, enrojecimiento o hinchazón del ojo o del párpado
- Utiliza siempre gafas de sol y un sombrero al aire libre, ya que el exceso de luz solar sin protección puede elevar el riesgo de sufrir cataratas