La miopía es una de las afecciones visuales más comunes tanto en jóvenes como en adultos. Esta patología se caracteriza por la dificultad para enfocar bien los objetos lejanos, pero permite visualizar correctamente aquellos que se encuentran a corta distancia. Esto puede provocar una falta de agudeza visual, derivando también en dolores de cabeza, estrabismo, incomodidad visual e irritación del ojo.

La causa principal por la que aparece la miopía se debe a un error refractivo, que se produce cuando el ojo no refracta adecuadamente la luz. Esto significa que la luz no se enfoca correctamente y hace que las imágenes no sean claras.

Pero ¿cuáles son los síntomas de la miopía y cómo afecta a la salud visual?

• Esfuerzo ocular, sobre todo a la hora de enfocar objetos lejanos.

• Constante dolor de cabeza.

• Entrecerrar los ojos para ver mejor.

• Dificultad para ver objetos lejanos, como señales viales.

Una de las peculiaridades de este problema visual es su factor hereditario. Con esto nos referimos a que, si uno de los padres es miope, seguramente su descendencia también lo sea. Aunque suele aparecer generalmente en los niños de entre 8 y 12 años, es importante que estén atentos a cualquier señal que indique que pueda tener un defecto refractivo una vez cumplidos los cuatro años, ya que los pequeños no suelen darse cuenta por sí mismos de su falta de visión.

Además, es en los primeros años de vida donde se desarrolla la visión del niño, y cada vez son mas las familias concienciadas sobre la importancia de poner en marcha un tratamiento si algo no va del todo bien. Si una afección visual no es tratada de forma temprana, puede convertirse en una de las principales causas de fracaso escolar.

¿Cómo identificar la miopía?

Estos son algunos de los síntomas a los que prestarle mayor atención:

• Si presenta dificultades para visualizar de forma correcta la pizarra en el cole.

• Si en casa intenta situarse lo más cerca posible del televisor o incluso de los libros que está leyendo.

• Si entrecierra los ojos, estira el cuello o echa la cabeza hacia delante a la hora de prestar atención visual a algo. Con estos gestos busca lograr un enfoque que compense su mala visión.

• Presenta estrabismo repentino en cualquiera de los dos ojos.

• Si sufre dolencias de cabeza de forma regular.

Sin embargo, lo más acertado sería acudir a un establecimiento sanitario de óptica para que el profesional óptico-optometrista evalúe el estado de la visión de los niños que creamos puedan presentar algunas de estas señales.

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