Virginie Crollen, Olivier Collignon y sus colegas de la Universidad de Trento, en Italia, replicaron un hallazgo previo en 11 individuos con ojos vendados y con visión, que se desenvolvieron mucho peor en una tarea que les pedía discriminar el orden de las corrientes de aire aplicadas tanto a sus dedos izquierdos como derechos al cruzar las manos. Los ocho participantes ciegos de nacimiento no mostraron este déficit.

Utilizando imágenes de resonancia funcional, los autores encontraron que en los individuos con visión que realizaban esta tarea con las manos cruzadas, se desencadenaba mayor actividad en áreas cerebrales parietales y premotoras que con las manos no cruzadas.

Aunque los individuos ciegos no mostraron ninguna diferencia regional en la actividad entre las dos posturas, la conectividad funcional entre sus regiones cerebrales frontal y parietal fue más fuerte en la posición cruzada en comparación con los participantes videntes, lo que puede contribuir a su mejor desempeño en esta postura. En general, el estudio destaca un papel crucial de la experiencia visual en el desarrollo de la red cerebral subyacente a la localización mediante el tacto. 

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