El uso de lentillas aporta comodidad al usuario respecto a la utilización de gafas. En este sentido, existen diferentes tipos, como las mensuales, las diarias, blandas o rígidas, entre otras modalidades. Sin embargo, para un empleo adecuado es necesario seguir ciertos pasos con los que conseguiremos prolongar su duración.
Estos consejos que te facilitamos desde la Fundación Salud Visual te serán de utilidad si quieres que la calidad y la durabilidad de tus lentillas se mantengan durante mucho tiempo y las veas igual de impecables que en el primer día.
- Manipula las lentes de contacto siempre con las manos limpias. Además, es necesario mantener una higiene determinada para no ensuciarlas.
- Mantén el depósito de lentillas limpio diariamente con la solución desinfectante recomendada por tu óptico-optometrista, así evitarás que se rompan o se resequen.
- Reemplaza el estuche en el que sueles guardarlas una vez cada tres meses.
- Intenta no dormir con ellas puestas, ya que esto puede hacer que el ojo se reseque y provocar conjuntivitis. Del mismo modo, las lentillas pueden estropearse de manera más fácil al hacer un mal uso.
- También se recomienda descansar un día a la semana, alternando con el uso de gafas, aunque algunas lentillas están diseñadas para su uso diario sin necesidad de recurrir al descanso.
- Intenta no manipularlas con las uñas, ya que esto las deteriorará y posiblemente las rompa.
- Impide que el maquillaje entre en el ojo y perjudique a la lentilla.
- Si vas a nadar, procura no abrir los ojos a la hora de bucear sin gafas acuáticas. Esta situación podría provocar que las lentillas se salgan y se pierdan. En casos más graves, implicaría una posible infección ocular.
- Si las lentes de contacto te parecen incómodas, no las manipules con las manos sucias y asegúrate de que te las has puesto correctamente.
- Está contraindicado el uso de lentillas caducadas. Antes de su empleo, revisa bien el envase para intentar no caer en este error. La fecha de caducidad representa el tiempo que permanecerán esterilizadas, por lo que pueden resultar incómodas y peligrosas a partir de que excedan ese límite.
- No compartas tus lentillas con nadie. Aunque parezca ilógico, es importante que su uso sea totalmente personal, ya que la transmisión de infecciones puede ser más probable si las compartes.
- Por último, no uses la saliva, el agua del grifo o remedios caseros como sustitutivos del líquido específico de las lentillas. Es importante que solo utilices la solución recomendada por tu óptico-optometrista.
Sigue estos consejos para evitar que tu ojo sufra algún daño. Si usas lentes que no se ajustan bien a tu forma ocular, pueden crecer vasos sanguíneos en la córnea, provocando un riesgo para la visión. Asimismo, si tienes tendencias a las infecciones oculares, visita a tu óptico-optometrista de confianza para que te recomiende unas lentillas adaptadas a tus necesidades.