Afecta a aproximadamente diez millones de personas en España, con cifras de prevalencia que rondan el 35 por ciento en mayores de 18 años, el 40 por ciento en la mediana edad y el 68 por ciento al superar los 60 años. Esta patología común, que se asocia a complicaciones graves y tasas de mortalidad elevadas, tiene manifestaciones en todo el organismo. Los ojos no son una excepción: la hipertensión arterial puede provocar un deterioro progresivo de los vasos sanguíneos de la retina, condición denominada retinopatía hipertensiva.Cuando el caudal de sangre alcanza una presión muy alta, las arterias comienzan a estrecharse con el fin de amortiguarla y que no afecte a los tejidos. En el ojo, las arterias se vuelven más delgadas de lo normal y, conforme evoluciona la enfermedad, se forman estrechamientos segmentarios. Como consecuencia, se produce una reacción crónica en las paredes del vaso, que aumentan de espesor y, al cruzarse con una vena, empiezan a estrangularla, dificultando la circulación de la sangre. Cuanto más alta sea la presión arterial y más tiempo haya permanecido elevada, más probabilidades habrá de que se produzca un daño grave.

Ausencia de síntomas

La hipertensión arterial es asintomática: en un primer momento, la persona no suele notar nada. Con el paso del tiempo, se puede experimentar dolores de cabeza, visión doble y, algunas veces, una pérdida visual súbita, síntomas que obligan a una consulta inmediata al especialista. También se dan casos de hipertensión arterial severa o crisis hipertensivas que derivan en alteraciones retinianas más importantes.El único tratamiento para la retinopatía hipertensiva es el control de la presión arterial, que evita los cambios en los vasos sanguíneos del ojo. A pesar de que la retina normalmente se recupera al controlar la presión arterial, en los casos más graves se pueden sufrir daños permanentes en el nervio óptico o la mácula.

Reducirla está en tu mano…

  • Baja de peso siguiendo una dieta sana y rica en frutas, vegetales y lácteos desnatados.
  • Mantén la diabetes bajo control.
  • Reduce el consumo de alimentos con un exceso de grasas saturadas y sal.
  • Tómate la vida (y, especialmente, el trabajo) con más calma.
  • Haz ejercicio físico de forma moderada.
  • Olvídate del alcohol, el tabaco y las bebidas con cafeína.

El papel de tu óptico-optometrista

Se calcula que alrededor del cincuenta por ciento de los hipertensos no saben que padecen la enfermedad y, por lo tanto, no la controlan. De ahí que, en ocasiones, el óptico-optometrista sea el primer profesional sanitario en detectar sus signos en el marco de un examen visual rutinario. Ante cualquier sospecha de anomalía en la retina, remitirá al paciente a un especialista.

Más información

Fundación salud visual es miembro de


Patronos Benefactores


La cookie 'Intranet' no existe o no es válida.