Más de cinco millones de españoles, es decir un 11 por ciento de la población, sufren el síndrome del ojo seco (SOS), un trastorno ocular que causa malestar, problemas visuales e inestabilidad de la película lagrimal con daño potencial en la superficie ocular. Así se expuso durante el durante el 23 Congreso Internacional de Optometría, Contactología y Óptica Oftálmica – OPTOM 2014, la cita bienal del sector de la Óptica y Optometría.
Los pacientes con SOS padecen irritación, sensibilidad a la luz, sequedad, dolor, sensación de arenilla, fatiga ocular, problemas para leer y/o sensación de quemazón. Esta sintomatología dificulta la realización de actividades cotidianas y puede provocar una disminución de la productividad laboral así como causar estrés. De hecho, son muchos los estudios que señalan que estos síntomas repercuten de manera importante en la función visual, el estilo de vida, el funcionamiento social y físico, la productividad laboral y la calidad de vida relacionada con la salud.
Para tratar este tema que, probablemente, es el tema más discutido en la comunidad oftálmica, sobre todo por su prevalencia en la práctica clínica diaria, ocupó una sesión plenaria de OPTOM 2014. En ella se presentaron todos los avances que se han producido en el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad en los últimos años de la mano de los expertos: Margarita Calonge Cano, catedrática de Oftalmología de la Universidad de Valladolid; Christine Purslow, miembro del Colegio de Optometristas del Reino Unido y miembro de IACLE y BCLA; y Maite Sáinz de la Maza, especialista en Oftalmología en el Hospital Clínico de Barcelona.
La Dra. Margarita Calonge describió los hechos científicos que demuestran la existencia de inflamación en la unidad funcional lagrimal en los pacientes afectos de síndrome de ojo seco. Por su parte, la Dra. Christine Purslow, habló en la ponencia de las últimas técnicas disponibles en las consultas para el diagnóstico del ojo seco y la evaluación de la osmolaridad. Por último, la Dra. Sáinz de la Maza, se centró en la importancia de los ácidos grasos esenciales como tratamiento coadyuvante junto a otras medidas terapéuticas en este síndrome.