Existen diferentes tipos de otitis dependiendo de la zona del oído en la que surja la infección. En concreto, la otitis externa aparece en el oído externo, el cual está formado por el pabellón auricular (la oreja) y el conducto auditivo externo (situado entre la oreja y el tímpano). Dicho conducto está recubierto de piel, que es especialmente vulnerable. Pues bien, cuando esta piel se inflama por una infección de bacterias u hongos, surge la otitis.
Por lo general, la otitis externa es benigna y responde bien al tratamiento local con analgésicos y a una limpieza por aspiración que debe realizar el médico especialista. Bien tratada es una enfermedad que, aunque muy dolorosa, se cura sin dejar secuelas. Pese a que la otitis externa puede afectar a cualquier persona, están más expuestas aquellas que padecen enfermedades de base, como inmunodeficiencias y diabetes, en las cuales esta puede adquirir una forma de evolución grave, como es la otitis externa maligna.

5 reglas para que no te ataque

• Tras el baño seca bien los oídos. Emplea una toalla limpia, en la que no queden restos de arena o crema solar, para evitar la proliferación de hongos o infecciones.
• Vigila bien la salubridad de las aguas donde nadas. Evita sumergirte en aguas de dudosa procedencia, piscinas mal tratadas, ríos o estanques en los que el agua quede reposada. Son caldo de cultivo de gérmenes y bacterias, que entre otros lugares atacarán a tus oídos.
• Emplea tapones para la natación. El uso de protectores auditivos disminuye el nivel de humedad provocado por el contacto con el agua, y por tanto, se reduce el riesgo de padecer otitis.
• Ojo con las zambullidas precipitadas. Al entrar en el agua, es preferible hacerlo de forma escalonada, una gran zambullida provoca la entrada de agua en el interior del oído y la aparición de infecciones.

Señales y síntomas de alerta

Dolor de oído, que empeorar cuando se tira de la parte externa del oído o se hace presión sobre este.
• Dolor al masticar.
• Picor en el canal auditivo.
• Hinchazón del canal auditivo.
• Rojez en la oreja.
• Ganglios de cuello y cabeza aumentados y dolorosos.
• Supuración del oído.
 

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