La concesión de una beca de 25.000 libras para el desarrollo del estudio se otorgó a la especialista en glaucoma, Liz Trewick, y al profesor Rupert Bourne por la Asociación Internacional de Glaucoma (IGA) y RCN Investigación, para la financiación de un proyecto de 12 meses.
Liz Trewick, el profesor Bourne y su compañero de equipo, Gil Pérez, trabajarán juntos para explorar los factores que pueden afectar al malestar de los pacientes a los medicamentos oculares que se prescriben para tratar el glaucoma.
“Los fármacos tópicos para el glaucoma pueden irritar los ojos en un gran porcentaje de casos, y los síntomas a menudo pueden empeorar cuando los pacientes tienen síntomas subyacentes de ojo seco”, explicó el profesor Bourne.
“Llevaremos a cabo una serie de pruebas sobre la superficie ocular, incluyendo la cantidad de lubricación, la cantidad de lágrima que los pacientes producen, la osmolaridad y las distintas proteínas existentes en las lágrimas”, destacó.
Un amplio estudio paralelo se realizará en el National Institute of Health Research, en la Unidad de Investigación en Visión de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido), en donde los pacientes entrarán en una cámara climática para el estudio de su salud ocular en diferentes condiciones ambientales”, destacó el profesor Bourne. Según sus palabras, “vamos a ser capaces de hacer distintas mediciones en la superficie ocular en respuesta a diferentes condiciones, comparando la humedad, la velocidad del viento y la temperatura. A partir de esos datos, podremos ser capaces de obtener una mejor comprensión de cómo podríamos hacer para que el impacto de los fármacos necesarios para el control del glaucoma deje de ser problema”.
El profesor Bourne añadió que se está tratando de analizar cuáles son las mejores señales para discriminar quién podría tener síntomas y desarrollar un conjunto de herramientas clínicas que los médicos puedan utilizar como una forma de conocer qué pacientes son los más propensos a desarrollar efectos adversos a la medicación en el futuro.
Al comentar sobre la concesión de la beca, el director ejecutivo de IGA, Russell Young, dijo: ”Creemos que los resultados de una investigación como esta pueden lograr que exista posteriormente una mejora real en el tratamiento de las personas que viven con glaucoma”.
Y agregó: “Con demasiada frecuencia el IGA recibe llamadas de personas que están teniendo dificultades para usar sus colirios. El desarrollo de una herramienta clínica basada en la evidencia ayudará a identificar quién está en riesgo, por lo que el apoyo clínico puede estar siempre garantizado”.

Fuente: goo.gl/rWk4wE

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